Una de las reformas más solicitadas en los baños es cambiar la tradicional bañera por una cómoda y práctica ducha.
Esta es, sin duda, una prueba de cómo nuestros hábitos han cambiado y ya apenas hay tiempo para baños largos y relajantes. El único periodo en el que parece necesaria una bañera en casa es cuando hay niños pequeños en casa.
Lo que es innegable es que una ducha resulta más cómoda en el día a día y, sobre todo, más segura por lo que resulta imprescindible para la gente mayor.
El cambio es tan demandado que ya hay muchas empresas especializadas en hacerlo en tiempo récord y a un presupuesto ajustado. Sin embargo, antes de emprender la tarea surgen dudas acerca del diseño, los plazos, los acabados y sobre lo que supone la reforma.
EL TIEMPO DE EJECUCIÓN
El cambio de bañera por plato de ducha exige «un trabajo de albañilería y fontanería que, dependiendo de los materiales que elegidos y de la opciones, llevará de 2 a 3 días».
CUESTIONES A TENER EN CUENTA PARA PLANTEARSE LA REFORMA
Hay que tener en cuenta estos puntos para hacer la reforma:
- Si no se quiere cambiar todo el alicatado del baño, se puede quitar solo los azulejos de la zona de las paredes que ocupaba la bañera (picando con una maceta y un cortafríos, o bien golpeándolos con una maza)».
- Habrá que «retirar también una o dos líneas de azulejos por encima de la bañera y de los laterales teniendo cuidado de no dañar más. Todo este trabajo hay que hacerlo previamente, porque si se arranca la bañera sin quitar los azulejos colindantes, se pueden dañar más piezas de las previstas».
Un consejo de diseño: para sustituir estos azulejos, como es muy difícil encontrar lo mismos, lo mejor es optar por un revestimiento distinto que combine bien con el que existe, o bien porque porque se genera un contraste o bien porque es la misma gama cromática y resulta armonioso.
Otra opción es elegir piezas de gran formato del mismo color que el plato de ducha (normalmente blanco, aunque también puede ser beige, gris o negro), y que parezca que el suelo de la ducha y sus contornos sean una unidad. - Para retirar la bañera, hay que contar con ayuda. Suele ser un elemento demasiado pesado para ser manipulado por una sola persona. Hay que hacerlo entre dos.
- La altura del grifo de la bañera no es la misma que la de un plato de ducha. Los grifos de las duchas tienen una altura que los sitúa a 110/120 cm del suelo. Se deben hacer, por tanto, empalmando las tuberías existentes hasta la nueva posición. Antes de nada, hay que medir para saber cuántos azulejos hay que quitar desde la antigua posición del grifo a la nueva.
- Si el desagüe del plato no tiene caída suficiente para desaguar con normalidad, habrá que elevar el plato unos centímetros. Esto ocurre cuando la tubería general no está situada lo suficientemente profunda en el suelo.
- Para alargar los tubos hasta la nueva posición del grifo, hay que hacer empalmes soldando manguitos del mismo calibre que el del grifo.
- Para posicionar la válvula de desagüe, hay que poner el plato de ducha sobre el hueco y marcar la posición del desagüe. Como seguramente no coincida con la posición antigua del desagüe de la bañera, habrá que hacer un empalme entre ambas posiciones con un tubo de pvc.
- La caída del tubo hacia el desagüe general debería tener un 2% de desnivel.
- Por último solo quedaría fijar el plato de ducha, que dependerá del material. Si el plato es cerámico se hará con mortero cola, si es acrílico o de carga minera, con adhesivo».
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